Alternativa de lactancia materna

Al día siguiente de que mi hijo nació, empezó mi momento para ser madre. Me levante muy temprano con ganas de visitarlo, me trasladaron hasta la UCI neonatal para compartir con mi hijo, lo miré y me pareció que se veía mas hermoso que el día que nos conocimos. Estaba con una sonda por la boca para alimentarse con formula, me explicaron que mi hijo respiraba de forma inusual pero que no necesitaba oxigeno, por eso preferían darle comida con una sonda para evitar que broncoaspirara, es decir, querían evitar que la comida se pasara a los pulmones.



Por muy fuerte que quería estar para mi hijo aun estaba muy inflamada de mi barriga y dolía mucho quedarme sentada por la episiorrafia (sutura de un desgarro vaginal); así que salí para ordeñarme al banco de leche. Me explicaron que debía hacer y empece mi tarea.
Es demasiado desgastante y doloroso sacarte leche con una maquina y con masajes, sin el estimulo de succión de tu hijo, estuve media hora intentándolo y solo salieron dos gotas de calostro, pero me sentía orgullosa a pesar de que tenia al lado mamás que se sacaban mas de 2 onzas de leche (60 ml) como si fueran profesionales.
Realmente eso es todo lo que recuerdo de mi segundo día como mamá.

Finalmente trasladaron a mi hijo a la fundacion cardioinfantil a la UCI neonatal, en donde un año antes había rotado como interna y ahora me encontraba como mamá de un paciente. Tres días después, empezó la producción de leche, eso sí, intentando cada 3 ó 5 horas, con masaje y con extractor; y le empezaron a pasar de mi leche por la sonda hasta que un día me dejaron intentar darle seno (mas o menos a los 5 días de nacido) y lo logramos. Desde ahi, cada vez que tenia la oportunidad le daba seno.

También, aprovechaba cuando llevaba a casa para sacarme leche y guardaba mi leche en unas bolsas especiales para congelar la leche y me despertaba en la noche cada 3 horas como si tuviera mi hijo al lado, me extraía aproximadamente 6-7 onzas (180 ml).

Después de una semana de nacido, nos dieron salida, ese día tuvimos una visita muy especial que me alegro aun mas el corazón, era mi mejor amiga que pasaba a dejar un paciente en la FCI y de paso, visitó a Esteban. 
Ese día también sentí miedo de no saber que hacer en casa pero estaba preparada para darle todo lo que el necesitaba o al menos eso creía. 

Al mes de nacido, Esteban tomaba dos onzas de tetero (calostro que había congelado) y adicional, tomaba seno en cada toma o libre demanda.Todo iba perfecto, me sentía cansada, zombie, pero plena y feliz. Mi esposo pidió vacaciones de mes y medio y fue la maravilla, disfrutamos al máximo a nuestro bebé. 
A los dos meses, empezó una pesadilla de la que nadie nos hablo, ni siquiera en los libros de medicina o en la experiencia con nuestros pacientes. Esteban pasó de durar media hora con 3 onzas a durar 1 hora y media. Eran tomas interminables, no succionaba bien, hacia chasquido, lloraba, no  quedaba satisfecho y cada media hora lloraba por hambre. 
Como médicos, teníamos todos los recursos y contactos para que nos ayudaran con el tema, sintiéndome todo el tiempo culpable por una mala técnica de lactancia.  
Sin embargo, las cosas en vez de mejorar empeoraban. Esteban cada día se veía mas flaco, nosotros desgastados, frustrados, con sentimiento de culpa, no había un solo día en que no lloráramos; pero como me decía mi esposo, la única opción que podía existir en nuestras cabezas, era nunca desfallecer ante la situación de Esteban.

Empezamos a consultar con muchos especialistas y nos pedían muchos exámenes y nos decían que tocaba buscar que enfermedad tenía pero no existía una solución en ese momento para nuestra situación y pensaba que ese pedacito que habíamos creado Juan Carlos y yo, se iba desapareciendo cada día. 

En una de las mil citas, nos encontramos con un Dr., muy particular, no tuve nada de esperanzas con él, sentí que había perdido el tiempo en esa consulta, lloré mucho porque fue un poco duro cuando hablo con nosotros pero fue el único que nos dio un diagnostico después de hacerle una nasofibrolaringoscopia en su consultorio; realmente lo odié pero sabia que debíamos seguir control con el. Hoy en día, me doy cuenta que el ha sido una pieza fundamental en el tratamiento global de mi hijo, se ha interesado en saber cada aspecto de la enfermedad de esteban, y cada problema nos ha ayudado a solucionarlo. Es uno de los dos especialistas que manejan de forma quirúrgica y conservadora el tratamiento de la hipoplasia del tercio medio nasal en Bogotá. Gracias Dr. Marrugo. 


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